“Enseñando aprendemos” EL CASO DE LA SEÑORITA RODRIGUEZ
Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar y equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que ese barco - ese niño - irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. -Gabriel Celaya-
19 jul 2012
14 jul 2012
Manual para subir montañas " Paulo Coelho"
Manual para subir montañas " Paulo Coelho"
1. Escoge la montaña que deseas subir: no te
dejes llevar por los comentarios de los demás, que dicen “esa es más
bonita”, o “aquella es más fácil”. Vas a gastar mucha energía y
entusiasmo en alcanzar tu objetivo, y por lo tanto eres tú el único
responsable y debes estar seguro de lo que estás haciendo.
2. Sabe como llegar frente a ella: muchas veces,
vemos la montaña de lejos, hermosa, ineresante, llena de desafíos. Pero
cuando intentamos acercarnos, ¿qué ocurre? Que es´ta rodeada de
carreteras, que entre tú y tu meta se interponen bosques, que lo que
parece claro en el mapa es difícil en la vida real. Por ello, intenta
todos los caminos, todas las sendas, hasta que por fin un día te
encuentres frente a la cima que pretendes alcanzar
.
.
3. Aprende de quien ya caminó por allí: por más
que te consideres único, siempre habrá alguien que tuvo el mismo sueño
antes que tú, y dejó marcas que te pueden facilitar el recorrido;
lugares donde colocar la cuerda, picadas, ramas quebradas para facilitar
la marcha. La caminata es tuya, la responsabilidad también, per no
olvides que la experiencia ajena ayuda mucho.
4. Los peligros, vistos de cerca, se pueden controlar: cuando empieces a subir la montaña de tus sueños, presta atención a lo que te rodea. Hay despeñaderos, claro. Hay hendiduras casi imperceptibles. Hay piedras tan pulidas por las tormentas que se vuelven resbaladizas como el hielo. Pero si sabes dónde pones el pie, te darás cuenta de los peligros y sabrás evitarlos
.
5. El paisaje cambia, así que aprovéchalo: claro
que hay que tener un objetvo en mente: llegar a lo alto. Pero a medida
que se va subiendo, se pueden ver más cosas, y no cuesta nada detenerse
de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama de alrededor. A cada
metro conquistado, puedes ver un poco más lejos; aprovecha eso para
descubrir cosas de las que hasta ahora no te habias dado cuenta.
6. Respeta tu cuerpo: sólo consigue subir una montaña aquél que presta a su cuerpo la atención que merece. Tú tienes todo el tiempo que te da la vida, así que, al caminar, no te exijas más de lo que puedas dar. Si vas demasiado deprisa, te cansarás y abandonarás a la mitad. Si lo haces demasiado despacio, caerá la noche y estarás perdido. Aprovecha el paisaje, disfruta del agua fresca de los manantiales y de los frutos que la naturaleza generosamente te ofrece, pero sigue caminando
6. Respeta tu cuerpo: sólo consigue subir una montaña aquél que presta a su cuerpo la atención que merece. Tú tienes todo el tiempo que te da la vida, así que, al caminar, no te exijas más de lo que puedas dar. Si vas demasiado deprisa, te cansarás y abandonarás a la mitad. Si lo haces demasiado despacio, caerá la noche y estarás perdido. Aprovecha el paisaje, disfruta del agua fresca de los manantiales y de los frutos que la naturaleza generosamente te ofrece, pero sigue caminando
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7. Respeta tu alma: no te repitas todo el rato
“voy a conseguirlo”. Tu alma ya lo sabe. Lo que ella necesita es usar la
larga caminata para poder crecer, extenderse por el horizonte, alcanzar
el cielo. De nada sirve una obsesión para la búsqueda de un objetivo, y
además termina por echar a perder la escalada. Pero atención, tampoco
te repitas “es más difícil de lo que pensaba”, pues eso te hará perder
la fuerza interior
.
.
8. Prepárate para caminar un kilómetro más: el
recorrido hasta la cima de la montaña es siempre mayor de lo que
pensabas. No te engañes, ha de llegar el momento en que aquello que
parecía cercano está aún muy lejos. Pero como estás dispuesto a llegar
hasta allí, eso no ha de ser un problema
.
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9. Alégrate cuando llegues a la cumbre: llora,
bate palmas, grita a los cuatro vientos que lo has conseguido, deja que
el viento allá en lo alto (porque allá en la cima siempre hace viento)
purifique tu mente, refresca tus pies sudados y cansados, abre los ojos,
limpia el polvo de tu corazón. Piensa que lo que antes era apenas un
sueño, una visión lejana, es ahora parte de tu vida. Lo conseguiste.
10. Haz una promesa: aprovechas que has descubierto una fuerza que ni siquiera conocías, y dite a ti mosmo que a partir de ahora, y durante el resto de tus días, la vas utilizar. Y, si es posible, promete también descubrir otra montaña, y parte en una nueva aventura.
11. Cuenta tu historia: sí, cuenta tu historia.
Ofrece tu ejemplo. Di a todos que es posible, y así otras personas
sentirán el valor para enfrentarse a sus propias montañas.
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