La lectura enriquece al niño en todos los aspectos de su personalidad (intelectual , afectivo , emocional, íntimo) por el valor artistico que adquiere el lenguaje. Lo prepara para la lectura de aprendizaje: si el menor disfruta de fantásticas aventuras y hermosos cuentos será capaz de estudiar con mayor predisposición historias o material didáctico, aún distintos a sus gustos y
motivaciones.
Además, la literatura despierta su imaginación, favorece el desarrollo del espiritu crítico y el razonamiento, aviva su sentido estético y la capacidad de disfrutar de lo bello.
Tácticas para incentivar la lectura
Los padres pueden aprovechar los fines de semana para que los niños separen la lectura escolar de aquella que es "literatura". Si tienen poca edad, hay que leerles cuentos que estimulen su futuro interés.
Es importante buscar libros relacionados con los que les gusta. Hay que tratar de ir con los hijos a las librerías para que elijan solos de acuerdo a sus propios criterios; no se debe imponer el tipo de libros que los padres han leído.
No es bueno "obligarlos" a leer cuanto no les interesa, ni que terminen un libro que no aceptan. Todas las actitudes de los progenitores tienen que orientarse a que adquieran el hábito.
En lo posible, hay que crearles un espacio en la casa para su biblioteca, ya que resulta muy motivador.
Los padres deben dar el ejemplo. Si los hijos ven que ellos disfrutan leyendo, seguramente buscarán satisfacción en los libros.