Educar es lo mismo que ponerle un motor a una barca. Hay que medir, pesar y equilibrar... y poner todo en marcha. Pero para eso uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que ese barco - ese niño - irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas. -Gabriel Celaya-
9 jul 2013
Docente rural
Siempre se ha considerado que quienes abrazan la docencia sienten muy
fuertemente esa vocación; podría decirse que en el caso de los maestros
rurales se trata de una verdadera entrega personal. No sólo porque
ejercen su función al frente de una escuela donde la mayoría de las
veces viven solos y son al mismo tiempo el maestro, el director y el
empleado administrativo, sino porque también suelen ser médicos,
confesores y asistentes sociales de la pequeña comunidad en la que viven
y trabajan.
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